Síndrome de déficit de naturaleza
“20 minutos de contacto con la naturaleza tiene el mismo efecto que una dosis de Ritalina” dice Dr. Louv autor de ‘El último niño en los bosques’.
El concepto de síndrome de déficit de naturaleza fue acuñado por el periodista y pedagogo Richard Louv en el 2005, para describir la situación actual de desasosiego y desapego que existe entre la juventud y la naturaleza.
Hoy en día, la naturaliza se presenta como un elemento a dominar o temer. Los parques delimitados y estilizados simbolizan perfectamente nuestra concepción de dónde y cómo queremos tratar con lo natural. Desde la conceptualización de lo natural, o el medio ambiente, envisionamos algo externo a nosotros, algo allá afuera. Los árboles no son más que adorno del paisaje, y los alimentos quién sabe de dónde vengan. Ya las personas que saben nombrar los árboles y flores de nuestro entorno son escasas. Los beneficios de hacer un té de cierta hierba se restringen al dominio de las abuelas, los curanderos o los hippies. Esta desapego a la realidades ecológicas tiene, sostiene Richard Louve, repercusiones en la salud mental.
En el año 2003 el número de niños de kínder diagnosticado con déficit de atención aumentó en un 380%. Louv presenta cómo este padecimiento, engloba toda una serie de nuevos reacciones en la juventud ante el enajenamiento de la naturaleza.
En ‘El último niño de los bosques’ se describe cómo a los niños hay que darles la oportunidad de jugar y explorar libremente la naturaleza, como lo hacían generaciones pasadas. Se critica los padres sobre-protectores, los curricula de escuelas muy enfocadas a la teoría o estilos de vida demasiado organizados que no permiten la espontaneidad y libertad que brinda jugar en un bosque, en un arroyo o en un baldío.
Nos hemos dejado secuestrar por la ansiedad. Asaltados por los medios y películas de horror, la naturaleza se ha vuelta ajena y oscura. Los espacios y momentos en la naturaleza que nos re-conectan con cierta armonía y paz natural son casi nulos. A cambio, llevamos a los niños a parques de diversión o al juego de futbol. Pero el juego estructurado y controlado en espacios reducidos o diseñados no aporta lo mismo. El darle la oportunidad a un niño de enfrentarse a la vida silvestre, de mojarse los pies y ensuciarse las manos aporta mucho más a su confianza, a su creatividad y espiritualidad. ¿Qué pasa con los niños que no tienen estas oportunidades?
El entretenimiento principal de los niños hoy en día proviene de una pantalla: experiencia distorsionada y secundaria de la realidad que únicamente ejerce dos de los sentidos. Existe una fe ilusoria y un fanatismo por la tecnología que no permite el acercamiento al mundo natural.
“Evidentemente existe un problema en una sociedad que invierte tanto dinero y tiempo en hacer disponible hasta el último rasgo de información procesada pero no facilita la oportunidad de explorar el mundo en sí mismo” Edward Reed (‘The Neccesity of Experience’).
“Los niños viven a través de sus sentidos. Las experiencias sensoriales conectan la vida exterior con el mundo interior, escondido y emotivo. Para el desarrollo emocional es esencial la libertad de jugar y explorar el mundo natural: la fuente principal de todo estímulo sensorial. Los niños se ponen a prueba interactuando con su entorno, activando su potencial y reconstruyendo la cultura.” Robin Moore (National Learning Initiative)
La naturaleza es un lienzo en blanco en el que los niños pueden reproducir y digerir sus sentimientos. La naturaleza es inmensamente estimulante, pero no impone sobre la imaginación. A diferencia de una ciudad tapizada de anuncios y espectaculares, la naturaleza no te intenta convencer o juzgar. No hay necesidad de conformarse o adecuarse a un concepto o imagen social. Los niños son libres de ser, de expresar su creatividad y de procesar estímulos creados socialmente.
Los poetas y shamanes llevan cientos de años describiendo el efecto de la naturaleza no estructurada sobre la salud y el desarrollo humano. Richard Louv ahora presenta los beneficios del contacto con bosques, invernaderos, plantas y otros seres vivos evidenciados por académicos, pedagogos y activistas ambientales.
Para mencionar solo algunas:
- Recuperación de eventos estresantes como traumas físicos o emocionales (Universidad de Cornell).
- Mejora en las habilidades sensoriales, de observación, categorización, identificación de patrones, conciencia de sistemas interconectados, procesos evolutivos y cíclicos de la vida.
- Recuperación de la fatiga de atención dirigida. En un mundo de incontables estímulos, constantemente tenemos que discriminar y enfocar la atención, cansando al cerebro. Los estímulos de la naturaleza no requieren de esfuerzo, y la reacción a ellos es fácil e instintiva. Los síntomas de agitación, irritación e impulsividad en un entorno urbano se convierten en fascinación y humildad en la naturaleza.
- Aumento de confianza por ser retado pero no cuestionado. El juego y tiempo libre promueve la independencia, el auto-conocimiento, el empoderamiento y el auto-control.
- Promulgación del sentido de apego, de responsabilidad y de conciencia. Al identificar más de los seres vivos que nos rodean, aprendemos una apreciación por ellos, y se crean vínculos emotivos.
- Conciencia cívica y salud pública (conceptos de diseño del Central Park de Nueva York).
- La eco-espiritualidad
“Como padre no promueves que tus hijos vivan la naturaleza porque es bonita, sino porque son expuestos a algo más grande y que lleva más tiempo que su existencia inmediata” Ricard Louv
La Teoría de Biophilia describe lo que sentimos al enfrentamos a un espacio abierto muy grande o una vista imponente: nos nace instintivamente un enlace emocional con otros sistemas vivos. La fascinación con la naturaleza y la humildad que nos provee es terapéutica y espiritual.
El medio ambiente no juzga, ni nos permite juzgar. Lo aceptamos como es, y así nos aceptamos como somos. Nos aterriza en el momento y desecha preocupaciones por el pasado o futuro. El entrar en contacto con la naturaleza es meditar, y meditar es aceptar; aceptar amar.
Para seguir más de lo que leo y reseño (español e inglés)
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